Alguien muere en mis sueños

No suelo tomar decisiones basadas en la interpretación de un sueño por varias razones: a veces tardo bastante en entender lo que el sueño significa (meses o años), además puedo equivocarme en la interpretación y por último, con frecuencia, un sueño es simplemente el inicio de una larga conversación. 

 

Alguien se podría preguntar qué propósito tiene prestar atención a los sueños cuando a veces no encuentras su interpretación hasta mucho tiempo después. Realmente desde un punto de vista práctico, quizás los sueños no sean la forma más fácil o rápida de escuchar a Dios. De hecho, cuando Pedro cita lo que está escrito en el libro de Joel 2:28 dice que los jóvenes verán visiones y que los ancianos soñarán sueños, lo cual puede indicar dos cosas: primero, los jóvenes, que son más inexpertos y menos pacientes, tendrán visiones que son más literales y más fáciles y su interpretación suele ser más rápida y segundo, los ancianos, que tienen más experiencia y son más pacientes, tendrán sueños que son más difíciles de interpretar y además requieren un nivel de paciencia y perseverancia para su comprensión.

 

En mi relación personal con Él, no he sacado la conclusión de que Dios sea práctico o vaya al grano. No sé tú, pero en su trato conmigo yo percibo que no tiene nada de prisa y que Le gusta disfrutar del recorrido tanto o más que del destino en sí. Por eso, lo de mandar sueños muy encriptados me parece muy propio de Él. Creo que disfruta ayudándonos a descifrar el mensaje de los sueños más complejos como un padre disfruta haciendo un puzzle, construyendo una maqueta, pintando un cuadro, componiendo una melodía, subiendo una montaña o resolviendo un acertijo con su hijo. El disfrute está en el proceso y en el recuerdo que has creado.

 

A Dios le encanta crear momentos para recordar con sus hijos.

Aquí puedes ver el video donde hablamos mas sobre este tema.

Estar cien por cien seguro de que la interpretación que tienes del sueño es la cierta no ocurre con toda la frecuencia que uno desearía. Por lo general, suelo tener una buena aproximación al significado de mis sueños, pero esto tiene más que ver con el hecho de que Dios me suele mandar varios sueños sobre el mismo tema que con mi destreza como intérprete. (Interpretar tus propios sueños suele costar un poco más que interpretar el de otras personas). Si tengo que tomar una decisión, me gusta tener otra referencia y no solo la interpretación de un sueño, por eso muchas veces un sueño es el inicio de una larga conversación con mi Padre.

Hay personas que piensan que escuchar la voz del espíritu se convierte en un proceso más rápido conforme vas ganando práctica y madurando en tu crecimiento espiritual, pero lo cierto es que aprender a escuchar su voz es una destreza que aunque mejora con la experiencia, siempre mantiene el requisito de tener que invertir el tiempo. Sus mensajes pueden llegar en forma de sueños, objetos que te encuentras por la calle y que el Espíritu te lleva a prestarles atención, palabras que lees en libros, la biblia o en un cartel publicitario o escuchas en una canción, imágenes de un anuncio o de una película… todo vale para entablar una conversación con el espíritu de Dios. Y no nos debería sorprender descubrir que algo que percibimos en sueños tenga manifestación en el mundo físico como parte de esa conversación. 

Con el sueño La agonía de Patch, que es el ejemplo que compartí en el vídeo, lo que hice fue continuar la conversación con el Espíritu; escuchándole y tomando nota de las pequeñas impresiones que iba recibiendo en relación al tema que yo entendía que era el mensaje principal del sueño. Pasados unos meses ni siquiera tuve que decidir nada, el grupo fue perdiendo fuerza y acabó disolviéndose. Si no hubiera tenido el sueño, es muy probable que me hubiera esforzado por mantenerlo activo, pero dejar que el Espíritu te guíe te protege de hacer cosas en tus fuerzas y te da paz para aceptar lo que tenga que pasar.

Nos encantaría que nos contaras tu historia.

Puedes escribirnos tu testimonio, tu experiencia con el Espíritu o sueños.