Desenmascarando una mentira deprimente

desenmascxarando una mentira

A veces Dios nos revela

 en sueños algo que no somos capaces de ver en estado de vigilia. Cuando estamos despiertos es fácil que nuestros prejuicios se impongan y desechemos como falso algo que no concuerde con lo que previamente habíamos aceptado como verdadero.

En el sueño que titulamos déjame seguir mi camino, Jesús se me aparece en forma de perro, de un perro grande que mueve la cola sin parar y me lame la cara para expresar cuánto se alegra de verme.


Cómo ya os conté en el video del sueño yo no quería hablar de esa parte porque me parecía irreverente y extraña. Ahora voy a confesaros otra cosa.


He pasado la mayor parte de mi vida en la iglesia y no sé cómo ni porqué
llegué a la conclusión de que a Dios le gustaba que me acercara a Él de forma “humilde” y que eso significaba que pensara mucho en todo lo malo que había hecho, lo admitiera, lo volviera a reconocer y que luego me sintiera muy mal delante de Él. Tan arraigada estaba esa creencia en mí que aunque me la hubiera rebatido con los mejores argumentos yo no lo hubiera creído.


Este sueño Dios me hizo ver dos cosas: una que me estaba confundiendo en la forma de tratar a mi hija y la otra, que es la que perdura en mi corazón, es que Él sigue mirándonos con amor cuando no
hacemos las cosas bien y en lugar de desear largas disculpas y remordimientos quiere que pensemos en lo bueno y sigamos nuestro camino alegres con Él.

No quiero decir que no crea que existe un arrepentimiento genuino que a Dios le agrada, se que sí. Existe ese momento, en el que podemos sentir dolor o no, en el que nos damos cuenta de nuestro error y decidimos cambiar y hay está El Padre cubriéndonos de besos y organizando una fiesta (como nos narra Jesús en la parábola del hijo pródigo). Lo malo en mi caso era que no era capaz de mirarle a Él y recibir sus besos.


No todos mis sueños son buenos, ni significativos ni provienen del Espíritu pero por los que sí lo hacen agradezco mucho que Dios pusiera en mi camino a personas que me hicieran prestarles atención y a entenderles.

Nos encantaría que nos contaras tu historia.

Puedes escribirnos tu testimonio, tu experiencia con el Espíritu o sueños.