
Los sueños funcionan
en una frecuencia de ondas cerebrales que son diferentes a las ondas que producimos cuando estamos despiertos o en estado de alerta. Cuando nuestro cerebro está en estado de descanso y nuestro raciocinio y nuestra lógica parecen estar desconectados es precisamente cuando mejor podemos escuchar la voz del Espíritu.
¿El lenguaje del Espíritu va más allá de la lógica humana y por eso cuando Dios nos habla suelen ocurrir dos cosas: primero, no reconocemos Su voz y segundo, si escuchamos algo es posible que lo descartemos porque no nos parece consistente con nuestro criterio lógico y asumimos que eso que hemos oído no viene de parte de Dios. Esta dinámica convierte a los sueños en momentos únicos en los que podemos escuchar a Dios sin que nuestra mente se meta de por medio y esto es fundamental a la hora de recibir transformación en nuestras vidas.
Ni Dios Padre, ni Jesús, ni el Espíritu tienen problema con usar imágenes que a nuestra lógica les pueda parecer chocantes o hacer cosas que nosotros consideremos “incorrectas”. El Padre se viste de densa oscuridad para hacer un pacto unilateral con Abraham (nosotros vemos el color negro o la oscuridad como algo negativo y, a veces, como si no le perteneciera a Dios). Jesús les dice a sus seguidores que si quieren ser inmortales tienen que comer su carne y beber su sangre. ¡Seguro que les sonó a canibalismo! El Espíritu agarra de los pelos al profeta Ezequiel y uno se puede preguntar si esa es la forma más decorosa de llevar a una persona en volandas hasta Jerusalén.
En los sueños, el Espíritu puede usar, y de hecho lo hace, cualquier imagen o adoptar cualquier forma. Esto puede desafiar nuestra manera religiosa o cuadriculada de relacionarnos con Dios y eso es precisamente lo que el Espíritu quiere hacer: expandir nuestra visión limitada y romper los esquemas mentales que le reducen a un dios a la medida de nuestra lógica.
Jesús puede querer presentarse en sueños como el amigo fiel que siempre está de nuestro lado, que nos acepta tal como somos, que elige nuestra compañía, que se alegra al pasar tiempo juntos, que nos ama de manera incondicional. Y para expresar ese mensaje puede elegir presentarse en nuestros sueños en forma de perro (el mejor amigo del hombre). Jesús no tiene prejuicios religiosos que le impidan actuar con libertad, ni problemas de autoestima que le condicionen a la hora de escoger cómo presentarse a nosotros. El que tiene un nombre que es sobre todo nombre puede elegir presentarse a nosotros como un simple animal de compañía.
Nos encantaría que nos contaras tu historia.
Puedes escribirnos tu testimonio, tu experiencia con el Espíritu o sueños.


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