No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6: 37-38)

¿Está hablando Jesús del karma?

Creo que se trata de un principio espiritual. Lo que hacemos, lo que decimos, cómo tratamos a los demás, vuelve de alguna forma a nosotros.

Sin embargo, llevarlo a cabo no es tan fácil (por lo menos no lo ha sido para mí) porque  juzgar, condenar y no  perdonar son actitudes del corazón que a veces nos parecen involuntarias y otras se disfrazan de buenas intenciones. 

Los cristianos, en algunas ocasiones,  tratamos con las personas juzgando  y condenando para poner de manifiesto que necesitan un salvador y/ o que tienen que cambiar. Sin embargo si seguimos el ejemplo de Jesús, cuando se encontró con la samaritana podemos ver que le ofreció su agua viva sin hacerle ningún reproche, sin exigirle ningún cambio (Juan 4 1-26).

Otras veces nuestro propio corazón está lleno de condenación hacia nosotros mismos y en consecuencia hacia los demás.

Una vez, cuando era muy joven una amiga cercana me hizo daño pero un día se acercó a mí y me dijo:

 -“perdóname, sé que me he portado mal contigo”,  Y ¿Ya está? Pensé yo,- con todo lo que me ha hecho y ahora perdono y aquí no ha pasado nada…

-“No, no puedo” contesté. 

Nunca sabré con exactitud lo que esa decisión trajo a mi vida pero sí sé que precedió a una etapa de tristeza y soledad.

Años después ocurrió todo lo contrario, decidí hacer lo que Dios me decía: ayudar y amar a mi enemigo. Ni quería, ni sabía cómo. Sin embargo decidí escucharle y seguirle. 

Este fue el principio de una etapa en la que empecé a ver a Dios de otra manera. Algo se iluminó dentro de mí y comprendí que el amor de Dios no depende de nuestras acciones. Que Él ama a todos siempre.

Haciendo bien a mi enemigo descubrí el amor de Dios hacia mí como nunca antes. Tuvo un efecto boomerang, volvió a mí multiplicado. ¿El karma?, yo pienso que es algo mejor porque lo que recibí fue mucho más de lo que di, mucho más de lo que esperaba.

Pero, como he dicho antes, esto fue solo el principio, después tuve un encuentro con Dios Padre que volvió a revolucionar mi idea sobre Dios y Su perdón, pero eso lo cuento en el siguiente post: Encuentro con el Padre.