¿Alguna vez has tenido un sueño recurrente? Probablemente se repita por alguna razón.

Durante un tiempo yo  tuve uno y al final logré descubrir lo que Dios me quería decir.

El sueño es el siguiente:

Mi casa estaba tan limpia y ordenada que parecía sacada de una revista de decoración, salía a la calle y cuando volvía era como si un huracán hubiera pasado por ella, las  mesas y las sillas volcadas y ya nada estaba en su sitio. 

Descubrí que ese “huracán” representaba la ira que yo sentía ante una situación desagradable y la persona que la provocaba. Ira que desde mi punto de vista estaba totalmente justificada pero… ¿Qué opinaba Dios de todo eso? ¿Tenía yo razón? Un día se lo pregunté y  me hizo entender que lo que Él quería era  que no me dejara llevar por ese sentimiento y no solo eso, sino que al contrario, quería que  tratara a la  persona  con respeto y cariño. Dios nos sigue amando  sea cual sea nuestro comportamiento y entendí que Él quería que yo reflejara ese amor.

Cuando busqué el corazón de Dios  y cambié de actitud  el sueño no se volvió a repetir y curiosamente el comportamiento de esa persona tampoco.

Pero volvamos a Dios y la ira. Las escrituras nos dicen que es algo que Dios siente  “se encendió la ira del SEÑOR contra Israel” (2 Reyes 13:3) por citar solo un ejemplo. Pero ¿Puede Él perder la Paz?  Jesús que refleja exactamente al padre (Jn 14:,9) es  el principe de Paz (Isaías 9:6) 

 Por otra parte, la psicología dice que la ira enmascara tristeza. Al ser una emoción tan fuerte nos ciega y no nos permite conectar con nuestros verdaderos  sentimientos y mucho menos con los de la persona que nos la provoca.

Entonces ¿Qué pasa con la ira de Dios?  No puede ser algo que enmascare otra cosa porque Dios no necesita mecanismos de defensa. Por otra parte Jesús manifestó tristeza y no ira ante el rechazo del pueblo de Israel.

”Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía: «Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos”

Tengo la hipótesis de que aunque Dios no cambia, las personas sí y según sea nuestra capacidad de entender Él se va revelando a nosotros ¿Será por eso que Dios parece  tan distinto en el antiguo y en el nuevo testamento? 

“ Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” Mat.5:43-.44

¿Nos dirá hoy Dios algo nuevo que las generaciones pasadas no fueron capaces de recibir?

De verdad nos encantaría conocer tu opinión, si nos la quieres compartir o te gustaría recibir ayuda con la interpretación de un sueño por favor escríbenos a: mandanostusueno@gmail.com