¿Qué va a pasar? ¿Aprobaré? ¿Qué pasará al final? Dios por favor, por favor ¡Ayúdame! Tú todo lo puedes, para Ti no hay nada imposible.

¿Dios me va a ayudar? ¿A mí? ¿En serio?¿ No tiene nada mejor que   hacer? ¿Va a intervenir para que  yo apruebe un examen?  Hay personas muriéndose de hambre en el mundo, niños quedándose huérfanos… y yo queriendo creer que Él se va a involucrar en mis exámenes…

Oraciones y dudas me acompañaron durante todo aquel verano. Lo recuerdo como un tiempo extraño, en el que  pensaba mucho en Dios pero estaba llena de escepticismo. De noche leía la biblia y la creía  pero por la mañana la historia de Jesús y de un Dios de Amor me parecía ilógica. 

Volviendo al examen os diré que tenía dos partes una de física y otra de química, sabía la parte de  química bastante bien y había estudiado física aunque había dejado una parte por imposible.

Llegó el día de hacerlo y mi temor iba en aumento porque de alguna forma en mi mente adolescente ese examen se había convertido en la prueba DEFINITIVA que me haría saber si realmente Dios me escuchaba o no. 

Primero hice la parte de química que no me salió mal y después me dieron el examen de física. Cuando lo vi sentí ganas de llorar porque casi todo era de la parte que no había estudiado. Creo que fue entonces  cuando le dije a Dios: “ya está, he suspendido no te voy a hablar más del examen, pero si te interesas por mí, si yo importo por favor házmelo saber»

Justo en ese momento la intensidad de la luz cambió y poco después unos gritos interrumpieron el examen, había un problema con la instalación eléctrica y teníamos que salir del colegio. 

El profesor decidió poner la nota de química para la asignatura completa. 

Así aprobé el examen de física y química de 2º de BUP y así entendí que Dios está involucrado en nuestras  vidas, que nos escucha y que nos conoce.

Desde mi punto de vista el sufrimiento y la confianza en Dios eran ideas incompatibles, sin embargo no es así desde Su perspectiva, ya que Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.”(Juan 16:33).

Aflicción, confianza y victoria juntas en la misma frase.  No es lo que decía mi mente natural sin embargo cuando he desistido de intentar que Dios arreglara mi vida a mi manera y me he parado a escucharle la aflicción, la confianza y la victoria se han manifestado en mi vida.

Si quieres saber más detalles sobre cómo pasó esto, te invito a que leas el post Jesús y el karma